domingo, 19 de febrero de 2017

SEÑO ANA, TE QUEREMOS!!

Mamás y papás, en nuestro restaurante El mirador del río, cuidamos muy bien de los comensales y les ofrecemos  menús sanos donde siempre están presentes las frutas y verduras.

Son muy atractivas para nosotros: por sus diferentes formas y texturas, llamativos colores, embriagadores olores y sus ricos, ricos sabores. Son grandes amigas nuestras que nos ayudan a crecer y a no ponernos malitos. Además, con ellas podemos hacer juegos muy  divertidos. 

Esta semana lo hemos pasado muy bien con nuestra seño Ana. Hemos jugado a ¨reconocer frutas¨ sin verlas, ayudándonos del sabor o del tacto. Un día, todos sentados en asamblea, la seño nos llamaba uno a uno y nos tapaba los ojos con un pañuelo.  Ponía una fruta en nuestra mano y con el tacto y el olor intentábamos descubrir cuál era. Otro día fue aún más emocionante, con los ojos tapados la seño nos dio a probar un trocito de fruta y descubríamos cual era solo por su sabor. Aunque era muy difícil, acertábamos siempre… y es que somos unos campeones!!!









































Y como llevamos el ritmo en las venas,  siempre acabamos los juegos con ¨el baile de la fruta¨ y ¨soy una taza¨… mirad, mirad…





Además, contaros que hemos remodelado la cocina de nuestro restaurante para poder albergar nuestros nuevos electrodomésticos: un magnífico microondas y un súper frigorífico que han elaborado Arturo y sus papás. Muchas gracias por vuestro trabajo. Nos encanta jugar con ellos.









Quiero terminar esta entrada, diciéndoos algo que seguro que ya sabéis: la seño Ana es una persona muy importante en nuestra clase, es una más de nosotros. Siempre que nos visita nos alegramos mucho. Nos enseña, nos cuida y nos mima. Aprovechamos que está para hacer cosas muy divertidas. Seño Ana, te queremos mucho.


Saludos.

Susana Chacón

CON LAS MANOS EN LA MASA

Mamás y papás, hoy nos hemos convertido en auténticos panaderos. Después de lavarnos muy bien las manos, las hemos hundido en un bol de harina, tan fina, tan suave, tan blanca que nos ha producido una sensación muy nueva y divertida. Abríamos y cerrábamos nuestros dedos intentando atraparla y se nos escapaba una sonrisa pícara porque en casa, hasta ahora, no nos habían dejado hacer esto.

Con las manos blancas y un poco de harina en nuestra mesa ya estábamos preparados para trabajar. Empezamos manipulando nuestra bolita de masa para ir dándole forma de bollitos, palotes, barras de pan… y con nuestro rodillo, muy limpio para la ocasión, hicimos base de pizzas y tortitas. ¡Todo un festín!

Comprobamos el olor tan agradable y familiar de la masa de pan, experimentamos con su textura algo pegajosa, que nos provocaba risa y… ¡queríamos comérnosla! Pero nos dimos cuenta que faltaba algo: necesitaba calentarse en el horno para ponerse crujiente. Así que, ni cortos ni perezosos, algunos alumnos se fueron directos al microondas de la cocina de nuestro restaurante y metieron su elaboración para que terminara el proceso. Me moría de risa, aunque ellos no lo comprendían y me miraban serios. Entonces les explique que nuestro electrodoméstico era precioso y nos servía para jugar pero que no calentaba de verdad, a lo que ellos me respondieron… ¡pues ponle pilas!!!  Me los comía a besos!!

¡Cuánto saben nuestros niños! ¡Y qué actitud más positiva y resolutiva ante los problemas! Resultó una experiencia fantástica.

Saludos.

Susana Chacón.