Mamás y papás, en la escuela
aprendemos muchas cosas. Nuestro cole es dinámico, creativo, innovador y… con
mucha marcha. Una de los aspectos más importantes de la etapa infantil es su
papel socializador. Más de veinte niños en un aula, que comienzan como completos
desconocidos y terminan siendo hermanos. En nuestra clase, tenemos como objetivos principales
aprender a ser felices y a conocernos, respetarnos y querernos tal y como
somos.
En la rutina diaria de clase, hay buenos y malos momentos, son cinco horas
diarias, en las que surgen situaciones de afectividad, conflicto, pena,
alegría… que utilizamos como punto de partida para trabajar la inteligencia
emocional.
Desde el primer trimestre,
tenemos un compañero de clase muy especial, es uno más de nosotros y aunque no
habla, con su color y su expresión nos muestra cuáles son sus sentimientos y
emociones: es el Monstruo de Colores. Ocupa un rincón fijo en la clase y cuando
llegamos por la mañana lo miramos y en ocasiones esta de color verde, con la
mirada serena, tranquilo, entonces nosotros intentamos hablar bajito y no hacer ruido para mantener
la calma. Otros días, está de color azul, y hay lágrimas en sus ojos, la pena
lo inunda, nosotros queremos quitarle la
tristeza y lo cogemos, lo abrazamos, lo besamos, le hacemos cosquillas, le
damos nuestro amor. Seguro que mañana esta de color amarillo pensamos. Y
efectivamente, nuestras muestras de afecto lo han puesto feliz y luce una
sonrisa de oreja a oreja. Entonces, nos reímos,
jugamos con él, lo lanzamos al aire, nos lo pasamos de unos a otros…
Pero hay días que se pone muy rojo, con los brazos cruzados y el ceño fruncido y parece que va a
explotar. Está furioso, tenemos que calmarlo, le decimos ¡stop!, le ayudamos a
contar hasta diez y respiramos profunda y lentamente con él. Pero lo que más
nos gusta es verlo de color rosa, se
pone así porque está enamorado de todos los chicos y chicas de la clase.
Entonces, un sentimiento de amor nos invade y nos apetece abrazarnos,
sonreírnos, hacernos guiños, besarnos o regalarnos caricias.
Todos juntos hemos aprendido a
reconocer las diferentes emociones que
podemos sentir los seres humanos y cómo gestionarlas para tomar las decisiones
adecuadas y relacionarnos con los demás y con el medio de forma positiva.
En este segundo trimestre, ponemos
en práctica nuestros conocimientos para
favorecer la relación con nuestros amigos de clase, desarrollar un sentimiento de grupo basado en la
aceptación, ayuda, respeto y el cariño. Lo llevamos a cabo realizando actividades que forman parte de nuestra
rutina diaria:
- Consolamos y damos afecto a los
compañeros que están tristes por distintos motivos (llora por su mamá, se ha caído y se ha hecho daño…)
- Nos damos los buenos días todas
las mañanas y nos regalamos una muestra de afecto, desde una sonrisa, un guiño,
un beso…
- Para relajarnos nos sentamos en
fila, con las piernas abiertas, mientras suena una música tranquila, y con un
pincel nos hacemos cosquillas unos a otros. Se crea un ambiente de calma.
- Antes de irnos a casa nos
ayudamos los unos a los otros a ponernos los abrigos y la mochila y nos damos
las gracias con un abrazo de amigo.
Mamás y papás, de verdad os digo,
que aún siendo muy importante la labor de la escuela como instrumento formativo
y de adquisición de conocimientos y habilidades, no lo es más que su papel de
enseñar a convivir de forma solidaria colaborando, respetando, integrando… con
el fin de aprender a ser más persona, y a llegar a ser quienes somos. Nacemos
humanos pero tenemos que llegar a serlo con nuestro esfuerzo y el apoyo de los
otros. He aquí la labor de la familia y la escuela.
Saludos.
Susana Chacón.